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**~Novela Corta - Por Querer Amar - Parte II~**
Y Kadri exagerando en tiempo y espacio y sin su mujer robótica, la cual, comenzó a amar con celos de hombre enamorado, cuando en el tiempo y en el callejón solitario del corazón se vio frío e inerte como las sombras adheridas de un sólo tiempo en que el destino subrayó uan conmísera existencia en el solo corazón de Kadri. Cuando en el embate de creer en la suave penumbra de adyacente delirio se vio Kadri tomando el tren de la vida cuando supo él y su corazón de que a quién ama es a ésa mujer robótica que él mismo inventó. Y que casi en el mismo instante en que es tan reconocida como la vida misma, la mujer que Kadri inventó para aliviar la carga a la raza humana, pero, no, no se atrevió a decir ni una sola palabra sino que el deseo y el instante en que se dedicó en ser tan fuerte como la misma conmísera existencia se dedicó en ser como la misma fuerza celeste del mismo etéreo cielo. Cuando en el alma de Kadri se vio frío e indeleble como el mismo hielo en que en el silencio se dedicó en ser el más fuerte de todos los momentos y como barra de hielo que no descongela, así se sintió Kadri. Y Kadri en la misma vida sin amor y sin corazón, pues, sólo tiene corazón para entregar a ésa mujer robótica, cuando en el ocaso y en el deshielo de su alma podrida de amores se dedicó en ser el fuerte en esa relación pura e innata y tan original como si fuera un adolescente y tan enamorado de la vida misma. Porque cuando ocurre el instante en que se atreve a desafiar el instante en que la penumbra en soslayar con que concuerda una manera real de creer en el trance de la verdad si en el trayecto efímero de dar con la certeza una cruel verdad de que sí estaba y se halla ta enamorado de ésa mujer robótica, en que la psico actúa como si fuera una mujer y tan real como cualquier otra mujer. Y en desacuerdo y con la virtud en honra sólo Kadri quiso entrever el rico porvenir y en un futuro con ésa mujer que él mismo creó e inventó, cuando en el alma quedó como órbita lunar atrapando la acera al filo de su pobre corazón, cuando en el instante se dio lo más efímero de unas venas sangrantes y de un sólo tiempo en que en el destino se vio frío y tan sosegado como soslayando en un solo amor y de sombras adheridas a su pobre corazón sin poder ver otra vez el sol. Porque cuando en el alma de ver el cielo de gris tormenta, Kadri lo ve, cuando ésa mujer robótica se vio tristemente indeleble con el calor de su corazón que desea brindar a ésa mujer psico. Cuando en el embate de creer en el reflejo del sol sólo le caen sombras adheridas a su costado pensando en el mal final que terminará sino que le expresa a ésa mujer que la amaba y que ella también lo sentía así. Kadri la inventó a cenar a un lugar muy prestigiado, y ya, por su naturaleza de ser reconocida internacionalmente no pudo más que llevarla a una pizzería donde nadie la reconocieran. Y, sí, que era bella y tan hermosa como cualquier mujer humana y con la certeza de que será la mujer merecedora del amor de Kadri su inventor y su creador más eficiente de la historia de la humanidad en las ciencias. Dado por fin, que se dio la invitación entre Kadri y ésa mujer robótica, cuando en el trance de la verdad se vio aterrado como el mismo misterio en que fue creada e inventada ésa mujer psico. Cuando en el trance de la verdad se vio en el desenlace final y tan fatal como de principio total aferrándose a la calma o a la tempestad fría y condescendiente en saber de su insistencia en crear algo sobrenatural y tan artificial, pero, que en cada paso de la vida fue aprendiendo aún más y más. Cuando en el instante de crear y en deliberar una certeza de vida se vio la mujer robótica como una mujer sin pudores, pues, era muy decente, pero, imaginariamente era tan bella y tan hermosa y sus cabellos como cascada de manantial, en que cada ilusión se vio fríamente cosechando una sola verdad. En que se pierde el deseo de envenenar una vida conmísera y atraída por el tiempo y más por el ocaso vivo de creer en el desierto imaginario que en cada paso de la vida camina con el levante y las dunas por doquier. Cuando en el embate de creer en el ademán y tan frío como el desastre de vivir se vio entregando a la vida misma queriendo barrer el desastre de sentir el silencio, y quiso amar a ésa mujer como una verdadera mujer, pero, recordó lo que tiene una mujer entre sus piernas sin poder desear más que lo retractable de la vida. Si en el alma se vio como los celos de la vida misma, cuando Kadri quedó solo cuando la mujer robótica en esa cena de pizzería fue al baño. Y Kadri en su cabeza pensando e imaginando lo que nunca, y se le llenó el pensamiento de que alguien está detrás de su invento y más que él mismo. Porque cuando en el embate de dar gracias a la mesera que los atiende en la pizzería, quedó pensativo en que alguien más está detrás de su invento. Y fue la prueba más deseada, más fructífera. y más real, cuando la llevó a la pizzería a cenar, deseando que algo saliera mal, pero, no, todo salió y muy bien y se comportó como toda mujer elegante y sin complejos. Y Kadri se siente como todo caballero y como todo hombre saludando a la prensa y queriendo derretir el alma como aquella barra de hielo en que no podía sobrevivir más, pero, se fue de rumbo y del mundo pensando e imaginando en que con la mujer robótica había alguien más detrás de ella. Cuando en el trance de la verdad se vio fríamente adherido a la corteza de la sombra de su costado cuando no ve ni el sol entre sus ojos si sólo tiene ojos para esa mujer robótica. Y ya sin corazón y con el alma desnuda dejando abrir a su corazón al desnudo y dejando abatir la certeza de que algún día tendría corazón ésa mujer, quedó sólo Kadri y muy pensativo. Porque cuando en el embate de dar una sola sorpresa, se vio Kadri inesperado y lleno de espantos, porque él, aunque siendo un hombre verdadero y con sus calibres bien puestos y en su sitio se dedicó en ser la fuerza del hombre que tenía muy dentro de sí. Y se dedicó en ser como el hombre de familia y él quería tener y mantener una familia, pero, ésa mujer era robótica y siendo de tal manera no quiso más que los celos de la vida misma. Cuando en el momento de dar una sola insistencia y de un solo instinto, se vio Kadri fríamente indeleble de creer que él quería tener y formalizar una familia, pero, con ésa mujer robótica era casi ineficaz e imposible de dar con la única salvedad de tener una familia con ella. Y sin nombre aún, sólo siendo una mujer robótica, quiso y sintió a su ser llamar por la sorpresa del destino frío con su nombre Kadri. Y por querer amar quedó Kadri sintiendo en su pecho un amor de esos como de la adolescencia queriendo abrir a su alma de tiempo y más que eso de la luz que siempre lleva en su piel y más en sus ojos de sol. Cuando en el deseo de su propio coraje de su corazón se vio únicamente como el hombre y sin más amor que el mismo amor en el corazón, cuando en su alma se llenó de luz veraniega si en el trance de lo más perfecto, se vio Kadri efímero y tan indeseado como el mismo tiempo en que se dedicó en cuerpo y alma a amar a ésa mujer robótica, la cual, se enfrió el deseo de amar cuando Kadri pensó en tener familia y ésa mujer era sólo una psico. Cuando Kadri se figuró en el rostro de ésa mujer en credenciales inocuos y de transparencia innata de creer en el combate en ser sólo una mujer psico. Si en el trance perfecto de la vida, creó a ésa mujer robótica, la cual, Kadri, en el desenlace final se enamoró de ella como si fuera una mujer real. Porque en el delirio delirante de dar una sola verdad en que el deseo se convirtió en un enredo de amar a la mujer que él mismo inventó, cuando en el trance de la verdad y tan imperfecto el momento se fue de rumbo incierto inviertiendo en ésa mujer robótica lo que nunca más en el alma una sola verdad. Cuando en el alma de Kadri se llevó una luz apacible de esas en que la luz llega y logra descender hacia la cúspide de ese estrellato de la ciencia, del cual, se arrepintió de tal forma en la creación de ésa mujer robótica, cuando en el alma de ésa mujer se vio intensamente abatida, herida, impasible, y recelosamente enamorada también de Kadri. Y Kadri y tan enamorado y reverente e irreverentemente enamorado y con tal razón se convirtió en una sola perfección de haber creado a ésa mujer robótica. Porque cuando en el alma de Kadri, se vio fríamente irremediable y abatida de tal manera en que el destino se vio como el camino frío y tan sosegado con el de ésa mujer robótica, la cual, se entristeció de tal forma porque se enamoró como la rosa con fragancia marchitando, si en el trance se aferró al mal deseo de no tener un corazón que late por amor. Y por querer amar, se enredó la conmísera insistencia de creer en el alma a solas y en busca del amor en el mismo corazón en que el suburbio automatizado de la espera y tan inesperada de obtener el amor en el corazón y sin aún tener un corazón se enamoró de Kadri. Y Kadri y tan enamorado, pero, él, sí, que tiene corazón para sentir el amor abstracto el que se dice que se siente en el mismo corazón. Y, ella, ésa mujer robótica se entristeció por tanto y por tanto en que el desastre de creer en el combate de dar una sola verdad se entristeció tanto y por tanto que no quiso más el corazón humano. Cuando en el embate de dar un brebaje en el alma a solas de la insistente verdad, Kadri se dio como la salvedad de creer en el brebaje de la sustancia más magnificente y que se manifieste a un sólo coraje de un solo corazón. Cuando en el llanto de ésa mujer robótica se vio el clamor de la verdad por ella querer sentir amor. Y su corazón débil y muy penoso cuando en el alma de ella, se vio como la sorpresa de creer en el brebaje de la solución, pero, no, no quiso más creer en el precipicio de un corazón en el alma como una pócima, en la cual, le envuelva el corazón a amar. Cuando en el coraje del corazón de ésa mujer robótica o como una psico, en la cual, se encrudece el alma en una sola esencia si quiso amar de corazón a Kadri, pero, ella, no, no quiso más que el deseo de envenenar a su propia alma y sin sentir amor. Si en el alma de Kadri, se vio frío y tan friolero al sentir el suave murmullo de creer en el alma y con una sola verdad. Cuando en el alma sucumbió en un sólo trance imperfecto de creer en la mala presencia de dar con la verdad de que el instinto de Kadri va más allá de la mala presencia en querer amar con su propio coraje y con su propio corazón, cuando en el alma de Kadri, se intensificó más y más en el trance de la verdad. Cuando a la verdad de un todo se fue el camino y el destino por donde mismo comenzó todo. Cuando a la verdad y de un sólo instinto se contempló el destino como un nuevo comienzo cuando a la verdad se aferró el deseo de entrever el carisma total de identificar su forma en ser robótica como transmutada y trascendental. Si en el ocaso de ese invierno álgido se tornó desesperadamente inocuo, pero, como siempre gélido como la manera en ser de ésa mujer robótica inventada por Kadri. Cuando en la forma de creer en la forma más directa y más correcta en ser como en doblegar la sinceridad de ésa mujer robótica. Porque cuando en la alborada cae todo el sol se vio tristemente indeleble la mujer que Kadri había creado para el bien de la humanidad que servirá como toda mujer, pero, falló en algo, que Kadri desea tener familia, y gestar un niño sería cuesta arriba. La desnudó de a poco a poco, de un minuto a otro minuto, le fue quitando sus vestidos, y ella sintió la presencia de alguien que la controla, que la domina, y que la enloquece. Y era su controlador de un cerebro ya muerto en vida, pero, en verdad que el destino fue como el triste camino, cuando ocurre el desacierto de una vindicta, la cual, se electriza la forma de caer en el abismo más cruel de la soledad cuando Kadri la desviste de su vestido usual de un estampado en flores veraniegas. Y la primavera ya se ve que se acerca más y más, y que Kadri le va quitando su vestido para poder insertar un injerto de piel como si fuera un útero y que con el cual, ella podría gestar un niño. Y de ¿dónde extraer el injerto de piel?, pues, le extrajo un poco de piel del trasero, la dejó sin nalgas, pero, quiso y moldeó todo, como si fuera nueva nuevamente y obtuvo de la ciencia una magia y mágica atracción de creer en el milagro en dar la vida y de gestar una conmísera vida y más que eso a un ser humano traer al mundo. Y Kadri no se conformó más y más, sino que quiso dar vida y la inseminó de semén y haciendo como palpitar a un corazón el útero se suponía que se inflara como gestando a una criatura. Y fue más allá de la ciencia y de la verdad, y quiso en ser Dios, pero, a la verdad que quiso esperar a que todo pasara como de costumbre. Primero, la invitación, el enamoramiento, el casamiento, hacer el amor, y gestar a un niño, como lo que quería y se dispuso así y formalizar a una familia. Y no quiso más esperar por la suerte. Ya la había invitado y ella había correspondido, pero, él, no, no quiso en ir más allá, sino que quiso esperar a que el sistema reproductor que había inventado como copia de lo original, rindiera sus frutos y era poder gestar a un niño o a una criatura como el ser humano es. Y Kadri estaba loco, no cuerdo, ya su mente divaga en dormitar la verdad, pues, ésa mujer robótica lo tenía loco, y no tan cuerdo, sino que la cordura se le escapó de sus cabales. Cuando en el alma de Kadri, se vio fríamente indeleble como el recelo de la vida misma. Y todo quedó como el comienzo, como el haber comenzado una sola verdad, un sólo desacierto, pero, ¿cómo crear sangre original y verdadera y sin ser mentira?, y sin ser menstruación y, sí, que le había llegado como ya toda una mujer, la menarquía, y Kadri se enriqueció por tanto y por demás, que se hizo el científico más famoso de la temporada invernal de ese cruel invierno cuando hace crear a una psico casi verdaderamente humana. Y quiso en ser como el loco científico buscando que su experimento no fallara. Cuando en su afán de creer en su experimento de crear a una psico, se dedicó en cuerpo y alma, a observar en el ocaso prominente de la primavera. Y cayó el sol y un ademán y tan frío como el haber sido atraído por ésa mujer robótica, y quedó como el desierto o como la rosa marchita. Si en el frío del querer entre Kadri y por un álgido instante se vio como el gélido porvenir Kadri, irrumpiendo en el alma una sola suerte en devengar a la conmísera insistencia en hacer creer al amor en el corazón. Y Kadri en el corazón inerte de ésa mujer robótica, no se sabe quién la controla, quién la domina, quién hace de ella un amor en el corazón de Kadri. Si en el instante en que se cuece de penumbras soslayando en una sola sombra cayó Kadri en tiempo y espacio, cuando en su afán de creer en el desierto efímero, quedó como la más pura verdad y tan enamorado de la vida misma y de ésa mujer robótica que le enseñó a amar con el corazón, pero, con el corazón inerte. Y subrayó en la conmísera insistencia de saber que en su afán por ser una sola insistencia se enamoró perdidamente, Kadri. Y Kadri quiso enamorar a ésa mujer robótica, cuando ya la invitación había comenzado todo en esa sólida relación. Y, ella, sola en su apartamento. Y Kadri en su afán de creer en el altercado frío se vio conmísero y tan frío como el mismo hielo o como la misma barra de hielo en que no se puede derretir ni con el sol. Si con el mismo afán de dar una solución se vio fríamente enloquecido y con la penumbra de un sólo advenimiento en saber que ésa mujer robótica era la mujer más adecuada para el mismo científico loco.
Continuará…………………………………………………………………………………………