Entre gran melancolía
de un reprimido dolor,
con sus raíces de amor
y un pasado de alegría;
hoy me muero noche y día,
y se acaba aquel fervor
que me lleno de valor
y gobierna la agonía;
y convertido en suspiro,
con una voz ya quebrada
busco mi último respiro
y repito de manera callada
el nombre de quien yo aspiro
sea la tumba de mi alma...