En el lejano serpentear
del viento, en los oscuros
recodos del destino,
con timbres aturdidos
renace el mustio rostro
de la vida.
Ajado ... lento ... melancólico.
los pensamientos dejan
y dejan plasmados los latidos
del tiempo inexorable y frio
golpeando el corazón del día
allí, de pie calando silenciosa
las imágenes cercadas de misterio;
imagino los ritos magestuosos...
del alma que resiste incansable
Las ruinas de la muerte.
Maria Inés Pascuccio.