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**~Novela Corta - Por Querer Amar - Parte III Final~**

Y Kadri quiso ser Dios y lo imitó y lo emuló y muy bien, pues, la muchacha o mujer robótica sangró y tenía entre sus venas ardientes sangre como toda mujer. Si fue una cosa increíble, pero, tan cierto como que se casarán, sí, en la próxima semana. Y el titular de la noticia en el periódico dice así, \"Joven científico propulsor de la mujer robótica se casa la próxima semana con una mujer robótica\". Y Kadri loco de feliz al lado de ésa mujer robótica, sin imaginar ni sospechar que algo detrás de ella está por culminar. Y por querer amar quedó Kadri buscando una familia con ésa mujer robótica y que él mismo la inventó y la creó para apaciguar la rutina diaria del ser humano, ¿y le funcionó?, pues, se cree que sí. Ella cocina, va al baño sola, hace los quehaceres domésticos muy bien y lo que le falta era tener en su mente mente, si era la mujer robótica más deseada, más hermosa, y más bella del mundo entero. Kadri era un científico loco, pero, en sus calibres de cabales estaba entero para crear más de ésa mujer robótica que le había robado todo el corazón. Y Kadri muy pendiente de la figura de ésa mujer robótica, pendiente de su hermosura, y de sus cabellos como cascada de manantial, y que en el alma de ésa mujer no se volviera un dolor de cabeza. Cuando en el alma de ésa mujer quiso sentir lo que Kadri siente y en la siguiente cita juntos, ella le propinó un beso en sus labios, sí, a Kadri. Y Kadri quedó atónito y estupefacto, y feliz con el momento y tan emocionado que le pide matrimonio en ese mismo instante y ya la próxima semana se estarán casando y por la iglesia. La mujer robótica sólo presiente en su alma y corazón de psico vivir y sí que quiere vivir, pues, en el deseo de entrever que su corazón se encoge de emociones gratas, primero, por ser la mujer robótica más famosa del mundo entero, y segundo se casa con quién la inventó, pues, su forma de ver el cielo se automatiza la espera y tan inesperada de ver el cielo de azul. Si una noche cerca en el jardín en la casa de Kadri, quiso ser y tan fuerte e indeleble, pero, su mundo cayó en redención y lloró Kadri, y siendo así se vio cara a cara con el pasado, con el presente y con el futuro también. Y lloró, pues, su mundo se le venía venir en fama y glorias, que después serán recordadas por la historia de la humanidad, y por la prensa y por los comentarios más relevantes por la humanidad, dado por fin, de que se había creado e inventado a una mujer psico para remediar la rutina diaria de las personas en su cotidiana vida, pero, para Kadri era amor real y tan verdadero que se casará con la psico la próxima semana. Y Kadri se había enamorado como la vil más irremediable por la atracción de un buen físico, de una belleza inventada y de un corazón robótico, pero, de sus sentimientos y de sus emociones nunca habló Kadri. ¿Cómo ella actúa en tal evento, como por ejemplo, en un tiempo de coraje o de dolores o de pérdida?, más no se sabe, cuando en el rencor de la mujer robótica o de la psico, nunca se vio y ni se electrizó su forma de sentir, de percibir, y de saber de su insistencia como lo más puro y como lo más innato de los sentimientos. Y ella, la psico o la mujer robótica, sólo quiso amarrar a sus deseos en creer en el desenlace final, en atraer en la conmísera atracción en ser la mujer robótica más deseada por muchos o por todos. Y se fue de rumbo y del mundo, Kadri y ésa mujer robótica entre los preparativos nupciales del enlace más comentado de la historia de la humanidad. Y la mujer robótica y trascendental se vio atada, atrapada, y más que eso se vio fría y como una mujer soñadora si quiso casarse de blanco también. Y Kadri insípido, impasible e inestable en sus emociones como un científico loco y no cuerdo, desatando una euforia en sus cabales de un alto calibre, pero, de un bajo sentir. Cuando en el ademán frío de su tiempo y de su vida ya enredado, atrapado, y tan atado como tan enamorado de una mujer robótica simulando a una mujer verdadera. Y, sí, que era bella, hermosa, alta, esbelta, y con una postura decente, con integridad y con mucha virtud. Cuando en el desenlace fatal se hiere a espada y a cruz y a raya, si ésa mujer era como una piedra dura, rocosa, perdurable, rica en minerales, y muy piadosa en su alma, su carisma con soltura, y con una presencia envidiable en que todos tienen que mirar y voltear a mirar y a observar. Su perspicaz sonrisa, y su voz calma hasta al más rudo de los hombres, y sus dientes presencia de blanco cielo en ellos, y su nariz delicada sensación de olfato a rosas de primavera, callada y templada, y de suspicaz candidez y de una virtud muy honesta. Porque en el sentido de ser una mujer psico o robótica, era el desmayo de hombres si se le viene a la cabeza a cualquier hombre. Si Kadri, en la ciencia y más que eso en la misma manera de creer en la ciencia y en la ideológica forma por haber creado a una mujer robótica o una psico creó lo que nunca: a una verdadera mujer. Cuando en el alborada después de una noche clandestina, y tan sosegada de creer en el alma de ésa mujer, que por la cual, se enamoró Kadri de ella, la noche estaba impasible, quieta y con avidez y con codicia innata y tan original como la noche llena de ese azul añil, pero, en esa alborada se llenó de un sol clandestino y de un rico amanecer y de un buen crepúsculo dando énfasis a la alborada llena de una sola ilusión. Y era de que ella ésa mujer robótica era su sol y su majestuosa luz y tan transparente como translúcida como que lleva en ella a todo sol en sus ojos y en sus cabellos de color como el oro. Y ella, majestuosa, maravillosamente radiante, y con un ímpetu trascendental, en la cual, la magia de esa noche le asentó muy bien. Porque cuando en la alborada llena de un crepúsculo sano y lleno de una avidez innata y de una ocurrencia original se dedicó toda la semana en hacer preparación para el enlace nupcial entre Kadri y ella, la mujer robótica o la bella psico, la cual, le había conquistado y robado todo su corazón. Y ella, sin saber de la realidad en que ella vive, pues, su celebro controlado y dominado, aún no concuerda con la razón y con la cordura que le caracteriza a las mujeres verdaderas. Y con una gran certeza se vio abierta en sangre, otra vez, por la segunda menstruación, y se cuidaba como toda mujer a la hora del aseo personal. Y su cuerpo y su mente y su cabeza quedó como órbita atrapando a la verdad y a la deriva de un artificial lago, y sus ojazos verdes quedaron como esmeraldas atrapadas en una caja de cristal. Y se intensificó más y más el ímpetu de creer en la salvedad de hacer creer en el embate de dar con una sola solución a su tiempo y a su coraza en el corazón. Y por querer amar quedó Kadri a la deriva de un total sueño y con un silbido de ensueño quedó como la primavera o como el deseo vivo en querer hacer de la vida todo un sueño. Y Kadri solo, en la cruel tempestad de que alguien le quiso comprar por una cantidad exorbitante de dinero a su mujer robótica y Kadri no quiso ni lo pensó dos veces, sino que descarta toda idea de compra y venta de la mujer robótica que él mismo había creado e inventado para el bien de la humanidad. Y el útero de la mujer, le asentó muy bien y de tal manera que su sistema reproductivo le va y muy bien, y creciendo óvulos artificiales y hormonas artificiales, como si fuera un experimento en una probeta. Y ella, y el científico Kadri, mejorando la vida humana, y la certeza con acertar de que será una mujer de alto calibre y de que le dará una familia y más que eso un hijo a Kadri. Y Kadri se reveló hacia el instante en que soñó una ilusión con ésa mujer robótica, que la cual, se abrió en sangre por una cruel menstruación. Y se derribó el instante en que Kadri se sintió como un pasaje de ida y sin vuelta de un triste jamás, cuando en el juego de la razón, y del viento que le roza al alma se vio como un ser intransigente. Si en el instante efímero de creer sin la razón indebida se sintió suave y penitente, la mujer robótica, por la cual, se enredó en su capricho y tan exótico de creer en lo artificial de un sólo mal deseo. Y fue el mal en atraer en la conmísera atracción y de un mal superflúo en querer sobrevivir en el ocaso de la primavera en que se vive en el mismo instante en que se dedica en ser una mujer robótica o una psico. Y Kadri se llevó a ésa mujer, otra vez, a cenar y en la misma pizzería, en la cual, se intensificó la esencia de la atracción por su belleza innata, creyendo en que es como toda mujer del ambiente y más de la clase de la ciencia automatizando a los paparazzis en acercarse a tomar varias fotos para la prensa. Y se dio lo más impetuoso de todos los momentos, un ademán tan frío como el haber sido creada e inventada de la misma forma en que es amada por el mismo hombre que la creó. Y se dijo que el desierto, es efímero y conceptual y contraproducente en que la idea es falta por una total verdad, y por la creación de una mujer robótica o una psico. Cuando en el instante en que se dedicó en ser un científico loco, él, Kadri, podía saber algo, y era que alguien más la controla, la domina, la enloquece siendo hermosamente bella, y atrayendo más las miradas de los hombres que se enamoran de su cruel belleza, de su esencia y de su elegancia, de su aroma, de su porte sin igual, y de su espectacular andar. Y más Kadri siente unos celos, unos celos automatizando la espera y tan desesperados, que con cada cual, unos cuantos desenfrenos se siente como la vida misma, en que se siente como la vez aquella, en que amó por primera vez. Y Kadri enamorado, e impetuosos e impasible por querer amar a ésa mujer y hacer lo que nunca el amor con ella, se vio inalterado, frío, y tan friolero, como la más de las aventuras dando preámbulos a la ciencia y con la verdad de que el alma de Kadri, se ve amando a ésa mujer psico. Y cuando en el embate de dar con la primicia de ese nuevo amor, se vio mortífero y tan conceptualmente hombre deliberando en una sola forma de ver el cielo lleno de tempestad. Cuando en la alfombra de la atracción al presentar a la primera mujer robótica del mundo entero, y que puede gestar un hijo, (sin ser probado aún), la prensa y la atracción de la gente se asombró más y más de ésa mujer robótica o de ésa psico. Y por querer amar quedó Kadri, y quiso en ser como el nuevo desastre o como la nueva aventura y con tener al nuevo juguete entre sus manos. Y por querer amar quedó Kadri, sí, con la forma de ver el cielo de un azul añil, porque cuando en el trance de la verdad, y se casó con ésa mujer robótica o psico en una iglesia aledaña al pueblo. Cuando en la noche quiso amar a ésa mujer robótica o psico, su cuerpo y su estructura corporal no era como una mujer verdadera sino como una de esas muñecas inflables que fueron creadas para la masturbación viril. Y creyó firmemente en su invento más preciado del momento y en su conocimiento, pero, no da abastos su mente caprichosa en querer lo más exótico: sexo y con ésa mujer robótica o psico. Y la amó esa noche intensamente y con un grado en amar lo más conceptual de todos los modos, los tiempos y de amores buenos. Y quedó como principio de un sólo todo, cuando la amó y quiso lo que nunca gestar a una criatura en el vientre de ésa mujer robótica o psico, pero, quiso extraer algo conmísero a su vida inerte e insípida e impasible en poder creer que la muñeca reaccionó como por vez primera en crear a un hijo en su vientre. Cuando en su afán de dar con la verdad era una mujer y tan verdadera como cualquier otra mujer humana en el mundo. Y quedó Kadri por querer amar, sintiendo en sus costados una fuerza extrasensorial, y con una fuerza en virilidad en querer amar a ésa mujer robótica o psico. Y, sí, que lo hizo se metió dentro de su habitación en el cuarto de experimento, y sí, que había funcionado el experimento, si la embarazó y obtuvo un sólo milagro en su vida de un científico enloquecido por la ciencia, con el invento y más con la imaginación. Y obtuvo lo que nunca una criatura como todo un ser humano, y su vida fue tan normal como real. Y se amó como nunca con cuidados y con precaución y llegó a ser padre Kadri. Y fue realmente muy feliz cuando la verdad fue hecha como toda mujer verdadera. Porque cuando sabe Kadri, de una cosa deliberada y es que alguien la controla, y la domina y la enloquece y es él mismo, Kadri. 




FIN