Otra vez de madrugada, esperando el alba. Una y mil veces maldito como siempre. Encerrado en estas 4 paredes, el frío que me abraza. Otra vez frágil, como si tuviera que exponer las visceras crudas del alma. A veces solo quiero maldecir mi vida, aunque no siempre me ha ido mal. La crudeza es el chivo expiatorio a todo lo que está mal.
Soy solo un hombre, déjame ser frágil por un momento, déjame quebrarme y que este fondo del que he hecho mi hogar, me de un poco de serenidad. Al menos al tocar fondo no tienes que justificarte, no tienes que aparentar que estás bien. En este fondo soy sólo un joven que desea negar los años, que no conoce los frutos del esfuerzo que he dado, que se supone debería ser un éxito rotundo.
Maldigo todo, con la crudeza y la rabia de este momento de fragilidad, porque grito con la pluma y la tinta, en vez de la voz y las lágrimas. Déjame fracasar y ser fracasado, déjame ser frágil, porque tantas dósis de crudeza me endurecerán el alma. A veces solo necesito un abrazo para acabar con esta soledad, a veces solo necesito una oportunidad. Déjame ser frágil, que de tanta crudeza, la dureza de mi alma se ha vuelto roca sólida.
Déjame inmortalizar mi crudeza, déjame libre si es que quisiera llorar.