Muchacha pechos de miel,
no corras más, quédate hasta el día.
—Luis Alberto Spinetta.
De tu cuerpo albugíneo brotan,
dos rosas lechosas sin pétalos.
En tu pecho, de rebelde paloma,
que nadie doma salvo el viento,
reposan los agraciados aromas
de fronda de tu suelo ubérrimo.
En tu cuerpo, la llanura verdosa,
y silenciosa aguarda el airecillo
que nace primoroso de mi boca
y toca tu pecho de miel dormido
bajo el vestido vaporoso y rosa.
¡Ay, qué pequeños brotes nacen
sobre tu carne de Afrodita!
Sin prisa, como la brisa de tarde,
acariciando las colinas.
Así crecen, en tu pecho indomable,
de paloma, las rosas de la vida.
—Felicio Flores.