Un jardinero,
se deleitaba en una flor
que había cultivado,
había invertido mucho dinero,
¡y tambien mucho amor!
Se sentaba cada mañana
a verla lucirse ¡esplendorosa,
blanca como la lana,
era una hermosa rosa!
Entonces la miró un viajero,,
según \"por casualidad\",
y le ofreció al jardinero,
un buena cantidad.
Despues de unos instantes,
la transacción aceptó,
la tomó con suaves guantes
¡Y la cortó!
Su vecina que observaba,
estaba en aturdimiento:
\"No alcanzo en mi entendimiento.
¿por qué la vendió si la amaba?\"
Y usando la empatía
pues la miraba enfadada,
le hablo con gran simpatía,
y con palabra calmada...
¿A quien crees que pertenece
esa rosa que se fue,
al que en su mano se mece,
o yo, que la cultivé?
Autor:Bernardo Arzate Benítez.