He convertido a mi corazón, en esta travesía vital,
en un joyero que va albergando muchos secretos.
En mi vida, ya nada me es extraño, todo ya es filial.
He ido acumulando tristezas y con ellas, mil objetos.
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El tiempo, nada importa y el drama se hace banal.
Muestra de ello es el álbum que se hizo un folleto.
No me entusiasman las imágenes del acto nupcial.
Las mismas fotos son un repaso que ya, es obsoleto.
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Para tú beneplácito te diré que nunca me arrepentí
de haberme casado contigo, tuve tres hijos divinos
y una vida de triunfo que hoy me ha dado sus frutos.
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Cada paso de mi vida lo asumí y laureles me merecí.
A mi prole nunca descuidé y a ellos abrí los caminos.
No me quejo, de ellos, recibo en amor, sus tributos.