Quizás no bastó la luna
con tanta luz en la cara
reflejos de estrellas
y risueña como estaba.
Todo quien le miraba,
disfrutaba de ella.
Yo en cambio tenía
el alma desolada,
porque tu ausencia,
más que a mí,
a nadie le golpeaba.
Se dejó engatusar,
por la inquieta ola
que venía de vez en cuando
a refrescar
mil caras de amapolas.
No le conté a nadie…
cuánto el corazón sentía,
ni la luna con tanto brillo
lo supo notar,
yo no quería
que ella lo sintiera.
Porque con uno basta
y notar tu faltas de amor.
Caminé en la soledad
de los refugios desbastados
sólo hallé, sueños desolados,
lo banal que se encuentra
cuando no se ama.
¡Te ofrecí mil lunas!
que te alumbraran
el camino y llegaras a mí,
desganado cruel peregrino.
¡No supiste aprovechar ninguna!
Brindé la luna blanca nácar,
esa plateada con impulsos
y mil batallas que caen en fina arena,
salpicada de olor y gustos
profundos, en mi luna morena.
NellyCastell