Secretas lluvias ajenas
rozan mis intestinos, doblegándolos,
testigos infinitos de una acumulación, islote-
bálsamo de pez diurno, en lo fósil, la escueta
combinación, en el oculto material de lo expansivo.
Mi mente, enredadera de polvo sutil
en los labios lo que emerge de un pozo anegado
desde donde tristezas o llantos modifican
el aspecto de un rostro aniquilado.
Mezcladas a las lluvias secretas
doseles de amplio abanico, serena frente
guardián de noches estrelladas, en la
invisible ignorancia que acumula pétalos
y rocíos, sueños polvorientos.
Estelas de vapor como variaciones
una nube es un secreto espasmo de raíces
temblor de inacción, que traslada el mar
hasta tu cintura de diapasón marino.
Las estrellas de mar sucumben como glorias petrificadas
son astros sumergidos en la vastedad del océano
donde imploran las letárgicas arañas, los fastos de
la somnolencia prohibida. Soy
de aquellas manos que un día hablaron, rodearon
otros cuerpos, como en las canciones, donde silba
un pájaro velozmente.
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