La generación de Hierro, la de mis padres,
en su mayoría adolecían de estudios universitarios superiores,
sin embargo en muchos aspectos son admirables y mejores,
a los de mi generación, la de cristal, la de mis congéneres.
En las necesidades básicas de Maslow,
no les preocupaba el autodesarrollo y el éxito,
les preocupaba el sacrificio, el trabajo diario,
y a sus vástagos que tuvieran como mínimo lo básico .
La generación de Hierro, no viajaban, ni fuera comían,
porque en sus hijos pensaban ,
y lo poco o mucho que tenían lo ahorraban,
tampoco se deprimian, tiempo para ello no tenían.
La generación de Hierro deseaban y pensaban,
que mi generación, sus hijos a más ricos llegarían,
sin embargo, mi generación está llena de perdedores,
porque su ego absorbe y desborda su existencia.
La mayoría de los trabajos son inferiores a sus estudios,
y se frustran , y se apalancan en ostracismos creados,
se creen que se merecen muchos más éxitos,
y se rompen como cristales en los desfuelles.
La generación de Hierro trabajo desde la adolescencia,
y maduro en la humildad y en la realidad manifiesta,
mi generación no ha salido de la infancia,
siempre expurga y justifica en el destino y la malidicencia.