Llevo ese título a mis espaldas: mujer de tormenta
de fango y agua, soy como esos ruidos del silencio
de esos pequeños espacios que hacen bien a la palabra
la que dice, la que enseña, la que pregona y encanta
sigo entregándome loca y verborragica, buscando,
entre mis dedos el agua que colme mi sed arrebatada
llevo en la mente, en la mirada un pedacito de Planeta,
tres gotitas de mar y un inmenso cuento de hadas…
Memoria de una mujer arriesgada para hechizar el tiempo,
que no supo jugar el juego del amor, la caricia y el beso
y fue temblando y tambaleando entre los minutos del día
a llegar a esta noche en que tanta farsa, no sirve ni de comida.
con el corazón suficiente, tapizado de mentiras solo le toca
por fuerza admitir que es hija de la locura, heredera empedernida
del desastre y la abundancia de la des fortuna, reina estrafalaria
del ensueño que ha bordado tanto el tiempo y la distancia muy adentro
de su alma, el amor de aquella infancia que no se llegó a materializar.