Nunca he sido tan bueno, eso lo sabía.
Sabía lo egoísta que era,
lo importante que era hablar de mi,
de lo necesario que era voltear a verme en un reflejo,
pero pensé que era normal.
Lo normalicé a tal punto que pensé
que estaba bien para mi
y no me refiero a lo de verme la cara casi siempre,
si no a ser irrespetuoso y pedir respeto,
ni tener consideración con el trabajo de los demás
qué si yo puedo disfrutar no me importa nadie,
si a mí me duele algo, a todos le tiene que doler.
Que fastidioso habrá sido vivir conmigo,
ellos no saben aún lo que les he hecho gastar.
No es síndrome del impostor, querida yo soy Matahachi
Perdón, ahora comprendo. Realmente esta es mi redención.
La próxima semana se acerca, para entonces espero haber cambiado.
Dejar de hablar lo primero que piense y ser amable contigo,
guardarme mis palabras y escucharte sin interrumpir,
no precipitarme y ser prudente al seleccionar,
evitar hacerte sentir más mal.
Perdón, yo sabía que no era tan bueno
Pero, hoy comprendí que realmente fui malo.