Moliner Vallés

La ida

Te fuiste, lejana y brumosa.

Pies descalzos, brazos caídos.

Tu pelo bailaba, rozaba, huía.

Te fuiste como un ave que migra, como las nubes que lloran antes de partir.

Manos abiertas, caderas atravesando el tumulto.

Te fuiste y la ciudad se apagó, dejando herido al Sol.