No me pesan los años que he vivido
porque siempre vencí mis avatares;
del amor deshojé sus azahares
y las penas las puse en el olvido.
Mil regalos la vida me ha ofrecido
con sus dulces y mágicos cantares;
y he gozado divinos despertares
que nos brinda un jardín que esta florido.
Al hacer de mis días su inventario
siempre salgo ganando la partida;
pues luché con el alma de templario
defendiendo los sueños de mi vida;
y logré levantar el gran santuario
donde habita esperanza no vencida.
Autor: Aníbal Rodríguez