Si en la madrugada de mi alma
tu llegas de improviso,
sabrás que un viento taciturno,
con el corazón indeciso,
agita humo de pensamientos,
indagando el infinito.
Si llegas a mi alma con el propósito
de llenarla de rosas,
hallarás mi corazón enmascarado
tras la fuente sonora
de la vida donde, sin verlo,
un resplandor imposible asoma.
Abrázame esta noche que mi alma
murmura lenguaje sombrío
y todo el amor calla
por oir ese lamento.
¡Abrázame, amor de alma casta,
que hay un sueño oscuro
desparramando mañanas!
Quiéreme en esta madrugada
como se quisiera un lucero
roto y deslucído.
Tu amor deja un ruiseñor
en mi boca y paisaje de caricias.
Tu amor es melancolía de lo eterno
y promesa en el agua nueva
de los sueños.
Aunque el ser se me ahogue
en negras desilusiones,
tu eres mi paraíso sin reproche,
llama inagotable
de los altos esplendores.
Paz creciente en mi jardín
de flores sin nombre.
Afuera arrastra la noche su inmensa
panza oscura sobre el rocio
lleno de luna lenta.
En la alcoba tu y yo vagamos
doloridos de besos y azucenas.