Anoche tuve un sueño.
Soñé que la dama había callado.
Ató su lengua con cadenas,
Cadenas que había olvidado,
En el recuerdo de soledad,
Tristeza, amargura y delirio.
Su mirada era distante
Como a tiro de Saturno.
Soñé que caían lágrimas
De esos ojos, perdiendo color.
También soñé que su corazón,
Latía presuroso, a veces.
Y otras veces a punto de parar.
En ese instante desperté,
Con esta pregunta:
¿Volveré a soñar?
¿A ver en sueños su lejanía?
¿Su cadena de oro en la boca?
¿Y su amor sin dueño?