Tú con tu calma esperándome,
tuve el coraje de seguir adelante,
listo para cualquier cosa.
Estaba esperando este momento,
un poco nervioso, me apoyé en ti y
con mis labios casi me deslizo en tu cuello.
Sabía que eras muy delicada y de
inmediato, tu piel se transformó en arena.
Raspando mi piel y dejando impreso mi cuerpo
dentro del tuyo, los dos juntos llenos de arena.
Me entregué dejándome caer, y enseguida
estaba flotando en tus brazos.
Me encanta como tocas todo mi cuerpo,
con tus manos tan suaves, como el agua.
Cierro mis ojos y siento tu cabello
que acaricia mi cara como si fueras el viento.
En el último momento…
Tus lágrimas sanaron mi piel,
brindándome la tranquilidad
que tanto quería.