Con la mirada cansada,
voy arrastrando los pies,
sin buscar ya en el ayer
el recuerdo que me salva,
acepto que todo acaba,
lo más sutil y la piel,
que todo lo que ya fue
sólo es ceniza que escapa;
sin embargo, algo me queda,
y por siempre quedará,
el sabor que no se aleja,
esa energía total:
ese amor que a diario siembras
y te regala la paz...