Me preguntaste si lo había planeado, si había calculado meticulosamente todo lo que esa noche iba a pasar.
Sería mentira decir que no lo había hecho, pero también habría un poco de verdad.
Solo hice coincidir el lugar y la hora. Pero el destino hizo coincidir mucho más que solo la piel.
Desnudaste tu cuerpo, tu mente, ideas y sentimientos, envolviendome en ellos hasta casi no poder reconocer los mios propios.
Esa noche te convertiste en mi amor fugaz, en mi amor pasajero.
Si pudiera retroceder el tiempo y congelarlo o prolongar esos encuentros no lo haría.
Y no es que haya perdido el buen juicio, sino que ese amor efímero no tuvo tiempo de madurar, lastimar o corromper nuestras almas, no tuvo tiempo siquiera de salir de la idealización.
Y por eso amor mío siempre te guardo con devocion en lo más profundo de mi ser.
-Sofía Fedullo-