(Epigrama)
La oscuridad de los cuerpos revueltos,
donde los suspiros, son gemidos,
la pasión se desborda, en un abrazo apretado.
Los labios, dos pétalos de rosa en la noche,
se buscan en el chirriar suave que se toca.
Las manos, se encuentran, como raíces
que se hunden en la tierra,
como suceso inacabado
como burbuja y brisa,
vino embriagador
en copas de piel, de fuego,
se beben, se derraman.