Mini cuento
El sol brilla esplendoroso,
este es un día precioso.
Helio se muestra sonriente
porque es amigo ferviente
de Aria, la chica eminente,
por la que cariño, siente.
Son niños siempre joviales,
de juegos simples, geniales.
Van por un bosque frondoso,
hallan una vieja fuente
entre rojizos zarzales.
Siguen por un verde trillo,
los sorprende un duendecillo,
de verde y rojo ataviado,
con un cinturón rosado
y en sus manos un cayado,
por artesano forjado
Pronto surge la confianza
y los tres con esperanza,
escalan por un lomillo
de hermosas flores bordado,
bella vista en lontananza.
Descienden por un sendero
con un paisaje hechicero,
de fascinantes frutales,
con bellos tonos florales,
en sus ramas cardenales
realizan recitales.
Saltan alegres conejos,
los acompañan vencejos.
El duende es el consejero,
declama sus madrigales,
son sencillos, no complejos.
El sol radiante en su ocaso,
muestra belleza a su paso.
Es la hora de regresar,
cada uno tiene su hogar,
ha sido un viaje sin par,
un mundo para soñar.
Caminan a la salida
es grata la despedida.
De lo visto hacen repaso,
hechos para valorar
y para apreciar la vida.
De regreso la tristeza,
el hombre con su torpeza,
ha causado polución,
y la contaminación
provoca la destrucción,
es triste la situación.
Miran sus ríos profundos,
sofocados, moribundos.
Los actos causan pobreza
y en los niños aflicción,
porque conocen dos mundos.
Aria con tono asertivo,
mientras Helio reflexivo,
se proponen defender
y a los niños proponer,
que se debe detener
tan ingrato proceder.
Todos juntos sin temor,
llevarán este clamor,
y tendrán el objetivo,
de hacer pronto florecer,
la flor de un mundo mejor.