Temo tu partida que es latente
en mi corazón y frente.
Temo que no estés para verte
en otro día, al llegar de repente.
Lo que no temo es a vivir
sin latidos y pensamientos,
pero conmigo te quedes.
Lo que no temo es a morir
al día siguiente,
al siniestro de dejarme sin presente.
Isaias Glez.