Y es que el año treinta y tres
del siglo recién pasado
siempre será recordado
porque nació hermosa flor
al germinar la semilla
que sembraron los ancestros
que en amor fueron maestros
pues nos criaron con amor.
Transcurría el mes de julio
día quince, fue la fecha,
que nació bella cosecha
y dejó de ser embrión
porque bella fue la niña
con sus ojos tan verdosos
que miraron amorosos
hasta con el corazón.
Y sus manos hacendosas
en mi piel están grabadas
porque fueron abnegadas
siempre dando lo mejor
porque madre solo hay una
y en mi mente está el recuerdo
que aunque con su paso lerdo
siempre daba con amor.
Pero ya extendió sus alas,
ya voló hasta el ancho cielo
y el recuerdo es mi consuelo
aunque me ponga a llorar
porque se fue para siempre
como ave que vuela libre
haciendo que mi alma vibre
porque siempre la he de amar.