Tras el árbol continuo de la sangre
hubo soldados en la estirpe,
tejieron sus sueños de oro estambre.
Cada uno de los brotes que enramaron
trenzaron una lucha multiforme
y la vida tras la vida se ganaron.
Las raíces en la base proyectaron
crecimiento de los mágicos linajes,
dieron la savia que inculcaron.
Y así, esa sangre en venas confluidas
circulan adjuntas por herencia,
cientos de virtudes añadidas.
Y así, en esa sangre de almas acuñadas;
de fuego y lucha sus entrañas,
tienen valor y fuerzas integradas.
Y así esa sangre de espíritus inquietos
sabios en el devenir de las corrientes,
abrieron en la ciencia los secretos.
Y así esa sangre a cuerpos a combates
aumentaron la furia transfundida,
en bellos y únicos semblantes.
Y así esa sangre permanece en su vigente,
siguen sus ramas promisorias
y se vierte aún por libertad urgente
Finalmente, esa sangre divina consagrada
sigue con sus brotes victoriosos
y espera su mesías a otra mística llegada. Fin
Isaias Glez.