Lágrimas de amargura, de rencor, ironía o de reproche,
fatigadas de soñar, sin rumbo, por el cielo y sus confines,
ojos sin luz de ilusos sueños, en la biblioteca de la noche;
pasan las albas en su afán vano de encontrar al infinito,
entre sombras de penumbra hueca, vaga el espíritu indeciso;
sediento, narra una historia ciega, entre rosas y jazmines,
somnoliento, encuentra, en el sueño iluso, al fin su paraíso