Alma que alcanzas el eterno trueno,
amo de las buenas lluvias soledades,
que hacen del silencio, una brisa que acaricia
y un efluvio de ecos elevados.
Ellos hacen caer milagrosos torrenciales,
aguas de profundos gozos renovados,
donde se bañan tus sueños alcanzables.
Vuelve alma del relampagueante señorío,
reitera tu silencio como brisas,
torna tus ecos a la bóveda de envió,
e insiste a Él los torrentes de aguas limpias
para realizar tus altos sueños sobre lluvia de sonrisas.
Isaias Gonzalez Arroyo