Manan visos ocres cada día
como una alfombra con impurezas
que quiere proteger todavía
a su porvenir de la tristeza.
En delgados hilos se deshace,
y en puros fragmentos cotidianos
donde la rutina satisface
a los tibios instantes mundanos.
Caen lentos los días caducos
de las ramas nacidas del tiempo
que como un bello reloj de cuco
pendula sin perder el aliento.
Migran los deseos de la vida
con alas que la duración hiere,
por los sueños que la mente anida,
y algunos en el camino mueren.
José Antonio Artés