Si me dejaran en paz,
podría desplegar derechos,
elegir caminos,
no caer en culpas de otros
que proclaman mi bien.
Tal vez no se equivoquen…
Pero el mundo,
aunque agresivo y soberbio
me espera para comprobar si ya he aprendido a vivir
o si elegí no merecerme la vida.
El mundo no perdona
lo que no le he sabido dar.
Exige y amenaza con destruirme
si no reacciono.
Dejaré a un lado mi razón (de humana)
y cubierta de hierbas, pieles, o desnuda, tal vez…
caminaré sin dudar, sin mirar atrás,
para sentir bajo mis pies los nuevos arrecifes.