Estrellas y luceros en el cielo
adornan con destellos cada noche
galaxias que hermosean con derroche
las almas que volaron desde el suelo.
Su luz que es penetrante da consuelo
y llega enamorada a medianoche
brillando sin guardar ningún reproche
cual gotas que acarician el riachuelo.
Por eso al despertar la madrugada
el sol las ilumina vehemente
y nace complaciente la alborada,
e ideas vienen siempre hasta mi mente
y pienso, bajo el cielo reluciente…
«la vida sin amor, no vale nada.»