Me abrazas y constriñes todo lo que hay dentro, un abrazo casi mortífero que soltó justo en el momento donde iba a explotar.
Después, camino entre todos, con un cuerpo relleno de la masa amorfa que dejaste, una mezcla de órganos vivos revueltos con sentimientos muertos, deambulo con mi cuerpo repleto de sangre y desconsuelo… y huelo a tristeza.
Mañana, siempre hay mañana y continuo porque atrás asustan, porque atrás dejaron minas que se activan con los recuerdos, porque mañana suena a esperanza aunque huela a resignación.