Recuerdo claramente el sentir de las navajas por mi piel,
arrancando poco a poco tú recuerdo,
lo que fui, lo que fuimos y arrebatándome lo que un día creí que seríamos.
Y no me arrepiento de haberlo hacho, porque aunque todo eso se fue,
el vacío se llena y la oscuridad en la que por momentos me inundaba
podía ver cómo se llenaba del brillante color rojo,
un rojo que pone pausa y a la vez me grita avanza.
No sabes cuántas veces he querido ser huracán y arrasar con todo,
pero otras veces siento que ni siquiera tengo cabida en este mundo.
Quisiera ser estrella y encontrarme lejos de aquí,
aún que hay veces en las que siento que lo soy porque aquí estoy y a la vez no.