Se me ha colado un gato
en mi taza llena de café,
y parece estar muy cómodo
bebiéndose la espuma.
No sé cómo ha podido entrar
pero ahora está aquí
con sus bigotes húmedos
y su profundo maullar.
El gato me tienta a vivir
sin preocupaciones ni angustias
sólo el presente y el momento
y una taza de café.
El gato me tienta a sonreír
pero solo a quien se lo merece
porque él sabe que no soy
una persona complaciente.
Ya el gato se bebió mi café
con todo y con espuma,
y yo sigo teniendo que ir a trabajar
mientras él duerme plácidamente.
Quiero ser ese gato en mi café
que se duerme sin preocupaciones
y me tienta a quererme
y a querer a quien se lo merece.