Es esta, una hora nocturnal y sosegada.
Mi corazón llora con tristeza esta agonía,
Todo se tornó lóbrego en ésta, tu lejanía.
A lo lejos se escucha mi melodía adorada.
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Se animó mi espíritu al escuchar esa balada.
Con ese venerado y triste tono, se avivó mi melancolía.
Jamás creí que echaría de menos tu cercanía.
Trato, sin éxito alguno, de parecer feliz y aplomada.
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pero ese tono de Chopin, aviva en mí, una vieja y triste congoja.
Debo decirlo, jamás estuve tan confundida.
Algo en mi alma se activa, al soplo excelso del mágico piano.
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Mi alma como triste y pálida Margarita
se deshoja.
Nunca ella, se había sentido tan sola y tan compungida.
Y frente al dolor se vuelve un artesano.