Han pasado ya ocho años de tu viaje.
Los recuerdo no han dejado de abrumar mi corazón despedazado.
No he podido conformarme todavía…
no hay consuelo a esta angustia.
Te deje alzar el vuelo aquella tarde…
sin medir esta agonía.
No creí que podría sucumbir con tu partida.
Yo sabía que eras tú lo más amado de mi vida,
pero al ver que tú te ibas de mi mundo…
me quedé desorientado…
desolado…
infinitamente triste,
deambulando en los extremos más lejanos
de un vacío interminable…
que no acaba…
que agoniza en el abismo del martirio.
Han pasado ya ocho años de esta cruenta pesadilla…
sin poder despertar de este calvario,
sin hallar la manera de escapar de este tormento,
esperando en el umbral de mi cansancio,
añorando cada instante compartido,
suponiendo tu regreso…improbable…
a lo mejor hasta imposible.
Aquí estoy… como un ente,
divagando en la memoria de esos años,
con el alma destrozada,
remendando la esperanza…
con la idea de volver a verte pronto,
suplicándole al reloj que se acelere…
que se apure…
que aligere su misión por esta vez…
y comprenda que hay abrazos reprimidos…
deseosos de llegar a su destino.