¡Y que el vino sea el brebaje que entumezca nuestros cuerpos
el dulce y ferviente nectar que recorra nuestras bocas
festejemos pues la vida antes de sabernos muertos
embriaguemos nuestras almas y choquemos nuestras copas!
¡Y olvidemos nuestras penas que se borre cada eco
encarnemos los efectos que sus matices provocan
que al igual que la botella nuestros labios queden secos
anhelando los torrentes que sus fauces desembocan!