Todavía están calientes
las cenizas que quedaron
esparcidas por el canto
de los cuerpos insolentes.
De los infiernos ardientes
a los cielos azulados
se perciben los pedazos
de suspiros muy candentes.
Bellas frutas sugerentes
enamoran con los lazos
del antojo y el pecado
haciendo llover claveles.
Salpican amor las fuentes
que la vida ha colocado
por todo lo largo y ancho
de los anhelos fervientes.
Anna Gutiérrez