Caminantes en senderos empedrados,
puños de sueños en su trayecto desfallecen
más otros se activan en sus manos
Se dirigen a un andén
que de lejos se observa tiene brillo,
unos lo ignoran y otros lo saben.
Abordan vagones los que cosieron su bolsillo
y no mancharon de males su vestido.
Guardaron aceite para su lampara en las noches
y los días a paso firme, sin del tiempo los derroches.
En los atajos encontrados,
ellos despertaron a planas realidades
e hicieron su caminar firme a todos lados
Tropezaron los ciegos que durmieron
cayeron en laderas de atracciones
fuera del camino se perdieron.
Unos llevarán consigo las insignias
abordan vagones confortables,
ayudaron a otros en fatigas.
Otros vacíos marcados a desvió,
a espera tortuosa en calientes salas,
allí anhelan estar en él envió.
Los que sobran son severamente castigados,
truncaron caminos de los otros
y males hicieron en sus trayectos trasnochados.
Adentro de vagones muy sonrientes,
los caminantes a sus pesares en olvido,
esperan llegar a reinos relucientes.
Allí vivirán por siempre en el descanso
y olvidaran su largo trayecto de dolores
en ese lugar de luz y de remanso.
Isaías Glez.