Me envenena
Esa dulzura de tu risa
hacen no poder olvidar
la frescura de tu mirar
que es como una suave brisa
que cae despacio y sin prisa,
el rojo carmín de tus labios
al rozarlos se sienten tibios,
descompensados por la faena,
placer que el cuerpo almacena
llenando todos nuestros vacíos.
Quiero en esta faena estar,
con vos, ahora que llegaste
no te dejaré marcharte,
tus manos decidirán si iniciar
con mil caricias, he de iluminar
tu silueta desnuda, que me envenena
mientras me seduce y me coquetea
en el ventanal con el crepúsculo,
tocándonos sin ningún escrúpulo
para disfrutar de nuestra faena.