Un día fuiste mía,
te entregaste sin retaceos
a los juegos del amor.
Fue algo pasajero
fruto, quizás del devaneo
producto del alcohol
que bebimos aquel día
sin control
Como llegaste, te fuiste
no sin antes dejarme el sabor
de tus ardientes besos
que colmaron mi clamor.
Hoy, cuando te veo
ir sonriente, con otro de paseo
revivo aquellas horas
que estoy seguro no olvidarás
y guardarás como recuerdo
de tu pasado esplendor.
Cuando te veo
siento correr por mis venas
la sangre de la ilusión,
de volver a tenerte entre mis brazos
borrachos de amor y de pasión
Cuando te veo
detengo el impulso de correr
tras de tus pasos y pedirte
que le des consuelo al corazón
Cuando te veo
entregada en otros brazos
sólo morir, es mi deseo.