Siempre he de quererte
así, cuando estés a mi lado.
Todo es una gran felicidad
que me transporta
hasta las estrellas
del firmamento.
Todo es un vivir
y un sonreír,
aunque penas tenga.
Y eso me pasa
por estar junto a tí.
¿Recuerdas cuando
una noche mirando
el cielo
todo estrellado,
sin una nube,
elegimos
nuestras estrellas?
Las tres Marías.
Nos habíamos dicho
que si separados
estuviésemos,
aunque fuese por breve
tiempo, a una determinada
hora de la noche, nos
comunicaríamos a
través de ellas.
Nos habíamos fijado
que sería a las
once de la noche.
En realidad, muy
pocas noches estuvimos
separados el uno
del otro, pero esa
fué nuestra promesa.
Comunicarnos a través
de las estrellas
elegidas por nuestros
ojos: las tres Marías...
Aún estando juntos,
en noches de verano
hacíamos el amor
y muy de cuando
en cuando contemplábamos
nuestras elegidas estrellas.
Noches fogosas de amor.
Inolvidables noches
de placer. Juntos,
haciendo futuros
proyectos.
Casarnos, tener nuestros
retoños...
¡Vivir! ¡Vivir amando!...
y proyectando un futuro
de dicha y felicidad
eterna.
Gozábamos con el cuerpo
y nuestras mentes.
Gozo de caricias y placeres
por ese amor que tuvimos
en nuestra juventud.
Han pasado ya muchos
años, y todavía conservamos
ese amor y esas estrellas
continúan siendo observadas
por nuestros ojos llenos de amor.
Años han pasado...
y todo ha perdurado.
Y seguimos manteniendo
nuestros incendiarios
corazones, como antes.
Como si ayer fuese...
Todos los derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto-21/07/2012)