Confieso que te he mentido, eras mi amor.
Siempre te quise, pero yo, no te creía a vos.
Cómo olvidaré que me enamoré de tu voz.
Supe qué dudar de ti, era mi íntimo clamor.
****
Te hallé en el Pago de mi hermano: El Cantor.
Nada sabía de ti y te pregunté: quién sos vos.
Te sorprendí viéndome y escondiendo la tos.
Mi hermano te invitó al fogón, cerca del calor.
****
Sus ojos como flechas me seguían insistentes.
Nunca vi a mi hermano tan rudo e irreverente.
Oí mi nombre, era mi hermano, el inclemente.
****
Lo seguí, nunca le vi tan hosco y tan pendiente,
y dijo en tono duro, tiene tisis, es mi paciente.
Nunca me sentí tan mal por ser su confidente.