Dirás que estoy sin remedio enganchada
a tu aliento que me embriaga en cada suspiro;
beberme tu voz y sentir tus caricias de ensueño,
es lo que me lleva al éxtasis y al deliro extremo.
Dirás que mis noches se visten de ti, ataviado
con piel de cordero, y con el alma de demonio,
me seduces en esas noches que por ti velo;
me haces introyectarme en tus oscuros deseos.
Dirás muchas cosas y mira que no te desmiento;
pues tu ser se ha robado mi paz, y tu luz eclipsa
la luz que me acompaña por mis laxos senderos,
poniendo en tela de juicio la cordura del pensamiento.