De una belleza infinita,
en un lugar muy lejano
dentro de un jardín arcano,
existió una florecita.
Una plaga muy maldita
invadió de modo insano
cada pétalo galano
que adornaba su carita.
El viento, compadecido,
le habló en medio de un murmullo
dando a su vida sentido.
La hizo creer con orgullo
que su esencia es el vestido
protector contra el barullo.
Anna Gutiérrez