Las calles susurran lentamente,
palabras muy quietas, sonidos inventados con letras…
te sienten caminar en las baldosas frías,
de esta noche tan quieta y callada,
que busca amanecer con suaves matices,
mis sueños y tus risas buscando alguna cosa,
la añeja sombra de la luz de una luna,
que nos juzga tratando de esconder
mis temores entre esas nubes,
que vienen y van, rápidamente,
viajando entre nuestras cándidas almas,
que buscan encontrarse, sin ser vistas…
Las obscuras piedras se visten del color de la noche,
cuando me aproximo, lentamente, hacia ti,
mirando tu rostro, besándote el cuello,
acariciando tu cabello que cubre en paz,
tus blancas sienes tan cansadas,
la calidez de tu pelo que aparto inconsciente,
con manos de poeta que, inválido,
busca como sea, robarte un beso…
Con extrema paciencia, me retiro de ti,
quisiera morir para tener en mi mente la imagen,
de tu rostro bello, en fotografía,
y tú esquivas suavemente mi mirada,
tu rostro, tu cara de musa del Olimpo…
tan tranquila, hoy, y tan mía siempre…
buscando el no ser vista, por mortal alguno, siempre…