A mi lado pasaste, tan altiva y serena,
y miré tu silueta de imponente vestal;
y en mi numen surgieron, en preciosa cadena,
los suspiros mas hondos del delirio mortal.
Comprobaba al mirarte, que deseos resaltan
de las fibras del alma, la ilusión del placer;
y sentí en mis adentros, las lujurias que exaltan
las eróticas formas de la bella mujer.
Al mirar que de lejos tu figura ondulaba;
te soñaba en mis brazos, exquisita y febril;
y tus gráciles formas, en mi mente pintaba,
destacando lo excelso de tu piel de marfil;
y lo mismo que un ave que armoniosa volaba,
yo guardé en mi memoria tu candor femenil.
Autor: Aníbal Rodríguez.