Haz Ámbar

¿Quién se salva?

Un huracán entre mis sábanas

soy y no me atan ni con más drogas.

La realidad es una soga

que tú me aprietas en torno al cuello:

una sinrazón me agobia constantemente

y no sé quien soy si no lo hago, 

si no cometo el pecado... 

Al fin y al cabo arderé en el infierno

de todas formas por mi mala sangre, 

por tantos días y noches

como se cuenta en la fábula

esperando una llamada, 

manteniendo una correspondencia con nadie, 

por torcer mi cauce deliberadamente

hacia la exclusión en clandestinidad

de mis rimas buena parte.