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Practicando el transcurso

Provine al mundo como aprendiz
y hasta ahora sigo siéndolo.
Infinitas cosas faltan aún por saber
otras sin límite supe descodificar también.

Provine al mundo como autodidacta,
junto a mis cualidades innatas, formas y maneras;
actitud, decisiones, actos y personalidad que honestamente me retractan.

Y ya me observe al espejo,
aunque nunca es tarde para volverse a mirar
Obtuve ratos de silencio,
otras tome posición porque me tocaba hablar.

Francamente no compito contra nadie,
siempre intento dejar de mi mismo lo mejor.
Desconociendo de enemigos
debido a que mi único rival es el desafío que tengo conmigo mismo.
Solo al mencionado le debo atención,
pero sin excepción a todos por igual respeto les brindo.

Aprendí a no guiarme de amuletos, malas famas o falsas ilusiones.
A romper con la estética, los vicios y las apariencias en las situaciones.
A saberme defender y proteger a los míos sin vacilaciones,
aconsejarlos, ayudarlos, brindarles una mano,
sin obtener ni querer merecer nada a cambio en las ocasiones.

A cascotearme la paciencia hasta fortalecer la tolerancia.
a su vez comprender que conforma parte del reto el dolor.
A dejar de ser humano solo unos segundos
para detenerme a mirar el inmenso alrededor,
interiorizándome en lo profundo;
en la naturaleza, en otras personas, entre el mundo.

A desconfiar lo suficiente para marchar despierto
con astucia prevenir mientras se anda,
porque prevenir crea astutos y en ello no se pierde nada.
A lo que respecta a modales, ademanes, responsabilidades;
lo tome como un acto de propio beneficio,
una especie de norma que nos regula desde y para nosotros mismos.

A disculparse en vez de pedir perdón,
se puede ser respetuoso sin arrodillarse ni rogar.
A respetar sobre todas las cosas,
porque el respeto es un acto recíproco;
desde uno mismo con satisfacción total
independiente del accionar ajeno de ver si los demás llegan o no a valorar.

Intentando conquistar la practica con disciplina y esfuerzo,
independiente de la suerte,
del azar, del rencor, de la tentación;
fabrico mis posibilidades, destruyo la mala rancha y la superstición.

Finalmente deambulo al libre albedrío,
sin cadenas sobre el camino a optar
sin precisar de molestar, ni a nadie estorbar
ni fallar a los valores en total goce de mi libertad.