Un mundo de amor sencillo
te dí.
Éramos felices, pero no sé
quién te ofreció más; así sin pena
ni gloria me abandonaste, dejando
frialdad en mi vida y en la alcoba.
De sufrir como lo hice, y tu lamento
no lo quiero saber.
Haya tú, como te recuperas, porque ni te extraño, ni quiero saber de ti ni de tu amor.