Alcánzame tras la nube de un verso
cuando la noche anuncia su llegada
y yo me encuentro perdido entre tus sábanas
sintiendo al lado tu aliento en cada bocanada
ardiente licor que me hace sudar
y corroe mis entrañas
con suspiros tan delicados...
Y entonces es grato soñar
tendido en tus brazos
sin la esperanza.
No estoy si estoy
en la cueva,
no me encontraríais
ni aunque quisiérais:
yo os pongo a prueba
los viernes de fiesta;
los años bisiestos
devuelven un eco,
un rayo de sol muerto
se dejan en los azulejos
(yo sereno me mantengo
consumiendo lentamente
todo lo que tengo
para darte)
Firmo un testamento
cuando ya me dábais por muerto
y acabado:
es mi lamento
en plena calle
fruto de un malentendido,
de un aislamiento demasiado largo...